Por multitud de pueblos de nuestra geografía nacional se siguen organizando festejos de alto riesgo basados en la suelta de uno o varios toros, llamados encierros, o encierros en el campo, donde sigue muriendo y accidentándose gente.
Durante estas últimas semanas raro es el día en que alguna persona no resulta herida de diversa consideración, o muerta por asta de toro o por un traumatismo grave.
A un empresario que tiene cinco trabajadores en una oficina, donde el mayor peligro es que una mosca despistada le impacte en la cara a alguno de ellos, se le obliga a gastar una ingente cantidad de dinero en un plan de prevención de riesgos laborales.
Y yo pregunto, ¿acaso el ganadero invierte un solo euro en un sistema de prevención de riesgos?, ¿lo hace el ayuntamiento que organiza el evento?
A todos los ocupantes de un automóvil nos obligan a llevar el cinturón de seguridad para minimizar riesgos en caso de colisión, al tiempo que los motoristas y ciclistas deben ir obligatoriamente equipados con un casco.
Y yo pregunto, ¿están obligados cuantos corren ante el toro, so pena de multa en caso de incumplimiento, a utilizar cascos o dispositivos que minimicen las lesiones en caso de alcance por parte del toro?
A cuantos somos fumadores se nos invita de forma constante y tozuda a que abandonemos ese hábito tan poco saludable que nos puede llevar a la muerte, o lo que es peor, a un gasto extraordinario para la sanidad pública, esa que pagamos entre todos, y a la que sin duda contribuimos los fumadores con los abusivos impuestos que pagamos con cada cajetilla. Es una especie de “tour de force” psicológico con los fumadores, muchos de los cuales acaban por intentar abandonar el hábito bajo el influjo de un grave sentimiento de culpabilidad inducido.
Y yo pregunto, ¿han sido advertidos corredores y espectadores, de forma insistente y machacona, llegando a la más extrema manipulación psicológica, de los riesgos que puede implicar para su salud y su propia vida la asistencia a tales acontecimientos, digamos, festivos?
Los alpinistas y deportistas en general están obligados a federarse y a pagar un seguro que cubra los gastos médicos en caso de accidente.
Y yo pregunto, ¿están los corredores y asistentes a los encierros obligados a estar federados?, ¿pagan los que corren ante el toro algún seguro obligatorio de accidentes?.
Obviamente las repuestas a todas mis retóricas preguntas son negativas. Como dice aquella letra del tema vagabundear, “Harto ya de estar harto, ya me cansé de preguntarle al mundo por qué y por qué”.
Y es que parece que en todo cuanto rodea al toro no existe la más mínima lógica.
Los toreros ponen en riesgo su vida. Los corredores en los encierros ponen en riesgo su vida. Muchos espectadores, aún sin ser conscientes de ello, ponen en riesgo su vida. Y todo ello sin medios de prevención de riesgos, al contrario, el torero cuanto más se acerque al toro y más riesgos asuma, más vitoreado.
Y no es que el toro sea un asesino en potencia. No nos confundamos, es un mamífero herbívoro. Pero claro es que pesa más de 400 kilogramos, y además tiene cuernos. Cuernos que utiliza para defenderse cuando se siente intimidado o acosado, aunque si encuentra unos matorrales corre a esconderse, y si ve campo por delante, no duda en huir.
Y ya no voy a hablar de ética, para que no me acusen de repartir carnets de ética, ni tampoco lo haré de sufrimiento del toro, porqué la mayoría de aficionados parece no verlo, e incluso muchos lo niegan vehementemente, eso sí, sin ninguna base científica en sus negaciones.
Pero lo cierto es que mueren personas, otras quedan tullidas de por vida, y las hay que sufren graves lesiones que requieren de intervenciones quirúrgicas urgentes y meses de convalecencia.
Sinceramente creo que las autoridades de este país deben hacer algo para evitar ese alto precio en vidas humanas y todo ese sufrimiento a las familias de las víctimas y heridos. Lo hacen para evitar los accidentes laborales, para evitar los accidentes de tráfico, para evitar las muertes prematuras por tabaquismo. ¿Porqué no hacerlo también con la tauromaquia y esas fiestas populares tan sangrientas?.
Lo agradeceríamos muchos ciudadanos que no entendemos como tales actos se permiten e incluso subvencionan. Lo agradecerían muchas madres y padres que ven a sus hijos arriesgar la vida por una tradición o una incomprensible diversión, o por demostrar una extraña hombría que, todo sea dicho de paso, quedó enterrada por la gente normal al tiempo que aquél machismo ya caduco que imperó en otros tiempos.
Ah!, se me olvidaba, seguro que el toro también lo agradece.
Relación de los últimos fallecidos en las fiestas de este verano:
9 de septiembre de 2010 - Una mujer de 48 años muere en Arganda del Rey al asomarse por la talanquera del recorrido del encierro y ser envestida por un toro rezagado.
8 de septiembre de 2010 - Un hombre de 70 años muere tras ser embestido por un toro en las fiestas de La Losa (Castellón)
1 de agosto de 2010 - Un toro embolado mata a un hombre de 46 años en Godella (Valencia). Le seccionó el cuello una anilla sujeta al cuerno del animal
3 de julio de 2010 - Muere un vecino de San Sebastián de los Reyes (Madrid) de 19 años corneado por un toro en los encierros de Fuentesaúco (Zamora)
25 de julio de 2010 - Un novillo mata a un hombre de 65 años en Hellín (Albacete) durante un encierro
La relación de heridos de diversa consideración del último año, contando con los famosos San Fermines, sería un verdadero rosario.