Efectivamente en el programa radiofónico “El Albero”, la flamante presidenta de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta, además de llamar a los políticos “chupaculos” y “políticos de mierda”, nos avisó de que aparecería un manifiesto en defensa de la continuidad de la fiesta apoyado por gente “muy importante”.
En este sentido empiezan a manifestarse en los medios algunos de esos importantes personajes. Ahora ha sido el escritor, y miembro de la Real Academia de la Lengua, Pere Gimferrer, que con la entrevista recogida en el diario pro-taurino ABC, pretende vender la posible prohibición de “la fiesta” como un atentado a la libertad http://www.abc.es/20091122/toros-toros/prohibir-toros-atenta-contra-20091122.html
Vaya por delante mi respeto por el literato y académico. Otra cosa es que esté de acuerdo con sus tesis, o que no considere que, como decimos en Catalunya, “esta pixant fora de test”, expresión que se utiliza cuando una persona está diciendo cosas que no tienen nada que ver con la realidad, y está quedando en ridículo.
Y es que parece que lo único que son capaces de esgrimir, aquellos que quieren perpetuar la tauromaquia por los siglos de siglos, es lo de españolismo versus catalanismo. Pero por favor, ya basta de querer politizar el sentimiento moral y ético de las personas. No se deshagan en explicaciones de cuan catalana es “la fiesta”, que no queremos discutirlo, nos lo creemos. Pero no por catalana es merecedora de continuidad, porqué atenta contra la ética de una inmensa parte de la población.
La ILP refleja el sentir mayoritario de la población y ninguna organización, ningún partido político, ni ningún colectivo, puede adueñarse de su espíritu. Es por ello que está iniciativa no es ni de derechas, ni de izquierdas, ni de independentistas, ni de españolistas, es una iniciativa del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo.
El discurso sobre las libertades también es recursivo, y no por ello menos falaz. Se acepta la prohibición de circular sin cinturón de seguridad o casco, la prohibición de fumar en determinados espacios, e incluso la prohibición de las peleas de perros y gallos, y nadie se rasga las vestiduras. Sin embargo hace algunas décadas todo ello no estaba prohibido, había quien incluso fumaba en el ascensor.
Pero es que las leyes tienen la facultad de legitimar o deslegitimar aquellas conductas, aquellas costumbres, que han de ser socialmente aceptadas o condenadas. La ley sirve de referencia de aquello que la ética y la moral social mayoritaria está en disposición de aceptar o rechazar. Hoy nadie se cuestiona ya que fumar un puro dentro de un ascensor es una falta de respeto. No basta con decir, si no te gusta el humo del tabaco, no fumes.
A mí tampoco me gusta el fútbol, y evidentemente ello no es motivo suficiente para querer que sea prohibido. Existe una diferencia abismal entre el fútbol y una corrida de toros, Sr. Gimferrer, y estoy seguro que a Vd. como persona inteligente no se le escapa, ¿verdad?. En el campo de fútbol se maltrata a un balón, a un objeto, en la plaza de toros se maltrata y da muerte a un ser vivo, a un mamífero. Y no podemos equiparar a un objeto con un animal, no en Catalunya, porque la ley catalana dota a todos los animales, a todos, de una naturaleza mixta que, sin equipararla a la de las personas, la diferencia de las cosas.
Sr. Gimferrer, no voy a entrar a valorar ahora y aquí lo que muchos pensamos acerca de la ganadería intensiva, acerca del maltrato animal que supone mantener un animal en pésimas condiciones de vida para posteriormente matarlo y comerlo. Baste con ver el exponencial avance de las opciones personales hacia el vegetarianismo o el veganismo. No nos gustan las corridas de toros, pero tampoco nos gusta comer rabo de toro, y muchos de nosotros no comemos ni solomillo de ternera, ni embutidos.
La ILP solo pretende equiparar el toro al resto de animales, porqué nadie duda que se trata de un animal, sin embargo, en pro del mantenimiento de la fiesta se está permitiendo un tremendo agravio comparativo con respecto a este animal. Ni siquiera se puede matar públicamente a un conejo porqué la ley catalana prohíbe la ejecución de cualquier animal en un espectáculo público.
Sr. Gimferrer si se hizo en su día una excepción con el toro, fue a causa de los intereses económicos que se esconden tras la fiesta, a causa del poder de aquellos a quienes interesa su existencia. Pero la sociedad no quiere ya convivir con esta excepción. Hay una parte muy importante de ciudadanos que ya no queremos ser cómplices del sufrimiento “público” del toro.
No busque más allá, no hay nada. No hay intereses ni políticos, ni independentistas. Solo un interés por la coherencia, por la ética. Y por favor, intente huir de los discursos demagógicos, creo que usted tiene mayor capacidad intelectual. No se puede reducir la discusión taurina a un mero problema de independentismo, porqué le recuerdo que en Canarias, que no es Catalunya, hace ya años que se abolió la tauromaquia.
Si todos los ilustres personajes, que Rosa Gil aseguró se iban a pronunciar en un impresionante manifiesto, no son capaces de aportar algo de mayor peso en defensa de la fiesta, es porqué realmente la fiesta ya está agonizante, y solo se mantiene porqué está conectada al suero de las subvenciones millonarias.
La tauromaquia se mantiene a golpe de talonario para disfrute y enriquecimiento de una minoría, mientras mayoritariamente la sociedad exige su fin. Ahora veremos cuales son los políticos y los grupos que escuchan el clamor social, y cuales escuchan solo el tintineo de las monedas.
Los políticos decidirán, pues en ellos se ha depositado ahora esa responsabilidad, pero la sociedad sabrá juzgarlos, y emitirá su veredicto en las próximas elecciones al Parlament. Que no lo dude nadie.
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