dissabte, 18 d’abril del 2009

Reflexiones de un omnívoro con dudas razonables

He tenido ocasión de visionar la película “EarthLings”. Un documental de poco más de hora y media que pone al descubierto la realidad cotidiana de la vida de millones de animales.

Desde puntos de vista distintos se analiza como nuestra avanzada sociedad ha hecho de la vida y muerte de tantos millones de seres vivos un verdadero infierno. Concretamente el documental se divide en los cinco apartados siguientes :

- La vida y muerte de los animales como mascotas
- La vida y muerte de los animales como alimento para nuestra especie
- La vida y muerte de los animales destinados a proporcionarnos vestimenta
- La vida y muerte de los animales destinados a nuestro entretenimiento
- La vida y muerte de los animales utilizados por la ciencia

En honor a la verdad debo decir que respecto a las condiciones en que viven y mueren muchas mascotas, muchos de los animales dedicados a nuestro entretenimiento, así como la mayoría de los animales utilizados en nombre de la ciencia y de sus avances, el documental no me ha descubierto nada que no supiera ya. Incluso en el caso de aquellos que acaban por convertirse en bolsos, carteras y abrigos, el documental no hace más que presentar de forma gráfica aquello que cualquier persona puede ya intuir.

En cualquier caso creo que incluso así no está de más el poder ver de forma ilustrada, con imágenes que son mayoritariamente muy duras, pero que constituyen la realidad cotidiana para esos pobres seres, todo cuanto ya sabemos o podemos intuir.

Pero la verdadera convulsión para mi ha sido el visionado de las imágenes de la vida y muerte de todos aquellos animales destinados a formar parte de nuestra alimentación diaria.

Cuando era niño, y acompañaba a mi madre al mercado, no soportaba la visión de los puestos de venta de carne y pescado, por el contrario la señora de las hortalizas siempre me obsequiaba con una zanahoria o un tomate que devoraba con verdadero placer, ella lo sabia, y yo me enteré a los 14 o 15 años, cuando mi madre me explicó que yo nací vegetariano.

En los años 60 un niño vegetariano era una anomalía, una especie de zurdo alimentario. Con el paso de los años se aceptó que ni el zurdo era anómalo, ni el vegano tampoco. El medico de la familia, no como los de ahora, aquel señor que fumaba unos puros enormes y que venía a casa siempre que era necesario, que conocía sin necesidad de mirar su archivo todas las dolencias familiares, aconsejó a mis padres que me forzasen a comer carne y pescado, que en caso contrario mi salud se vería en un grave compromiso.

Les costó, y eso si lo tengo grabado a fuego en mi memoria, pero lo consiguieron. No fue un éxito total, pero consiguieron que comiese solomillo, hamburguesas, frankfurt y butifarras, pollo, huevos, algo de marisco, y poco, muy poco, pescado. Aún ahora soy incapaz de comer muchos tipos de carne que dicen son exquisitas, del pollo solo tolero la pechuga y pescados casi no como.

En alguna ocasión he visto imágenes de un matadero, con todos los cadáveres abiertos en canal, y su visión me es francamente desagradable. Pero cuando he tenido en mi plato un solomillo jugoso, un chateaubriand, o un buen jamón nunca, hasta ahora, lo había relacionado con el propio animal del que proceden, y mucho menos, con el sufrimiento que han pasado hasta convertirse en un delicioso manjar.

Evidentemente habrá un antes y un después del visionado de este documental. En estos momentos no estoy capacitado para afirmar que voy a volver a mis orígenes vegetarianos, pero una cosa es cierta, en mi mente no dejan de rondar algunas preguntas :

¿Es lícito que un ternero de apenas 2 días sea atado durante su corta existencia de 4 meses para evitar su movimiento y conseguir una carne más tierna?

¿Es lícito que un cerdo viva hacinado y muera con toda clase de dolor y sufrimiento, hasta el extremo de morir, en muchos casos, por hidrocución en agua hirviendo?

¿Es lícito que, para alimentarnos, los animales tengan que padecer desde su nacimiento e incluso en el momento de morir?

Tal y como dice el documental, no pretendo amargarle la cena a nadie, pero creo sinceramente que la evolución de nuestra especie nos ha llevado a una situación insostenible, a un escenario de uso y abuso del resto de especies animales, a una sociedad desnaturalizada, egocéntrica y cruel. En el documental lo llaman especismo. Se trata del abuso y crueldad de una especie animal sobre las demás.

Nuestra especie ha sido siempre omnívora, pero las proteínas animales se obtenían primero de la caza de animales en libertad y, ya más recientemente, de animales que vivían en los corrales de las casas, que estaban destinados a morir y servir de alimento, pero que tenían una vida digna.

¿Qué ha cambiado? La sobreexplotación, la necesidad de dar de comer a millones de personas con unos costos mínimos que permitan obtener beneficios económicos a las industrias alimentarias. Ahora ya no hay pequeños ganaderos, ahora hay enormes industrias que explotan a millones de animales.

Cuando tienes un solomillo en el plato prefieres pensar en un animal que ha vivido pastando en el campo, en semilibertad, corriendo y jugando con sus congéneres, y que ha muerto de forma indolora y rápida. Pero ahora a mi me va a costar mucho no pensar en lo que he visto. El documental franquea los muros de los criaderos y mataderos para mostrarnos aquello que preferíamos pensar que no existe, aquello que ni siquiera pensábamos que pudiera existir.

Todavía no tengo claro que el veganismo, volver a ser vegetariano, sea la solución, evidentemente creo que esta triste realidad para nuestros compañeros de viaje en este mundo tiene necesariamente que cambiar, y también tengo claro que mientras siga consumiendo carne estaré fomentando la crueldad contra esos animales.

Lo ideal sería el fomento de leyes que no permitan tales atrocidades, que fomenten un trato justo y misericordioso con aquellos que nos van a servir de alimento o calzado, pero sinceramente, con la cantidad de intereses económicos existentes lo veo muy difícil. Así pues el veganismo tal vez pase a ser, al menos en mi caso, una opción más propia de la necesidad de no formar parte de esta sinrazón, que del convencimiento de que no hay que comer carne.

El movimiento vegano es hoy por hoy un gran incomprendido, pero tal vez el visionado del documental pueda dar un poco de luz a cuantos ven en los veganos unas personas raras, antisistema, unos radicales. Cada vez hay más conciencia social respecto al respeto que debemos, como especie dominante y pensante, como especie con alma y sentimientos profundos, al resto de especies que habitan nuestro planeta. Estamos lejos de una solución, estamos lejos de una concienciación masiva.

Dicen que el desconocimiento de una ley no exime de su cumplimiento. En este caso el desconocimiento del sufrimiento animal no nos exime de nuestra culpa y de nuestra participación activa en él.

Animo a cuantos lean este post a visionar el documental, no tanto en un intento de conversión al veganismo, sino con el ánimo de conocer la verdad de lo que comemos, de lo que vestimos y calzamos, de la vida que propiciamos a muchas mascotas y que podría cambiar solo atendiendo al slogan “no compres, adopta”, del sufrimiento que hay detrás de muchos espectáculos. El saber no ocupa lugar, y el desconocimiento, en este caso, tan solo fomenta el sufrimiento.

La toma de conciencia es el primer paso para conseguir un cambio. Dentro de muchas generaciones tal vez vean a la nuestra como una generación cruel, despiadada e inhumana, y los que ahora son vistos como personas raras y estrafalarias, sean entonces los grandes pensadores que encendieron la llama de la evolución hacia un mundo más justo y más misericorde en nuestra relación con las especies que nos rodean y nos sirven.

Por favor, atrévete a ver el documental y después obra según tu conciencia, pero en cualquier caso no creas que por desconocerlo van a dejar de sufrir millones de animales a diario a nuestro alrededor.

Carles Marco


Documental --> http://www.equanimal.org/index.php?option=com_content&view=article&id=8&Itemid=92

Earthlings es un documental ganador de múltiples premios, producido y dirigido por Shaun Monson y coproducido por Persia White.

Earthlings (terrícolas) es un documental acerca de como nuestra especie utiliza actualmente a otras especies animales. Para ello se utilizan cámaras ocultas e imágenes del día a día de las prácticas de algunas de las más grandes industrias del mundo que se enriquecen con los animales. El documental está dividido en cinco partes: mascotas, alimentación, pieles, entretenimiento y experimentación. La finalidad del documental es la denuncia de las actividades
especistas a las cuales la mayoría de la población está habituada y cuyo tipo de discriminación se ha normalizado hasta la fecha.

"Dado que todos habitamos La Tierra, todos somos considerados terrícolas. No hay sexismo, racismo ni especismo en el término earthling y abarca a todos y cada uno de nosotros, de sangre caliente o frí­a, mamífero, vertebrado, ave, reptil, anfibio, pez o humano. Los humanos por lo tanto, no siendo la única especie sobre el planeta, comparten este mundo con millones de otras criaturas, dado que todas evolucionamos aquí­ juntas. Sin embargo, somos los humanos quienes tratamos de dominar La Tierra, a menudo tratando a otros seres como meros objetos. Esto es lo que quiere decir especismo. Por analogía con el sexismo o el racismo, el término especismo es un prejuicio o actitud favorable hacia los intereses de los miembros de la misma especie y contra los miembros de otras especies. Si un ser sufre, no existe justificación para no tener en consideración ese sufrimiento. No importa la naturaleza del ser. El principio de igualdad requiere, que el sufrimiento de uno, sea valorado de igual forma que el sufrimiento del otro. El racista viola el principio de igualdad, al dar mayor peso a los intereses de los miembros de su propia raza, cuando hay un conflicto entre sus intereses y los de otra raza. El sexista viola el principio de igualdad, al favorecer los intereses de su propio sexo. Igualmente, el especista permite que los miembros de su misma especie, sobrepasen los intereses de los miembros de otras especies. En cada caso el patrón es el mismo. Racismo, sexismo, especismo."
Extracto del documental Earthlings