En las plazas de torturas, durante una matanza pública, el griterío de la chusma y la música ahogan los mugidos de dolor del toro, cuando no se ha recurrido a algún medio previamente para evitarlos. Pero en los entrenamientos a puerta cerrada los mugidos del animal atravesado resuenan desgarradores, ante los insensibles oídos de los desalmados que lo torturan y de sus no menos desalmados invitados.
El siguiente vídeo tiene imágenes y sonidos muy duros, tremendos, porque se trata de uno de esos toros que está siendo torturado y asesinado a puerta cerrada, sin que nada apague sus gritos de dolor. Si alguien quiere ver alguna de las escenas, que le eche valor Y que la indignación que le provocará le sirva para luchar con más fuerza para acabar cuanto antes con esta infamia.
Y por si alguien todavía desconoce la realidad pormenorizada de una corrida de toros, puede echar una ojeada al siguiente video.
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