El 25 de junio de 1995, hace exactamente 14 años, Vicky fué corneada mientras grababa la barbarie del "toro acerico" de Coria. Increiblemente no murió, a pesar de la incredulidad de los propios médicos. Sufrió numerosas intervenciones quirurgicas, hasta que finalmente el 5 de febrero de 2000 su cuerpo no aguantó más y murió a los 45 años de edad.
A las campañas de Vicky Moore en España se debe la supresión del maltrato de asnos en Villanueva de la Vera (Cáceres) y que se dejara de arrojar desde la torre de la iglesia un cabra viva en Manganeses de la Polvorosa (Zamora).
MANIFIESTO SOBRE VICKI MOORE LEIDO EN CORIA EL PASADO 20 DE JUNIO
Vicki Moore no podría creerse que hoy estamos aquí concentrados, seguro que no, ni ella ni nadie que piense que en el hombre existe algún resto de inteligencia, de sensibilidad y de compasión. Si a Vicki Moore le dijeran que casi quince años después de que un toro le causara las terribles heridas que le llevaron a la muerte, en Coria se seguiría celebrando la misma tradición brutal y sádica que ella vino a denunciar, su dolor sería probablemente mayor que el que le produjeron las cornadas aquel fatídico 25 de Junio de 1995, porque Vicki era ante todo un ser valiente y generoso al que el sufrimiento ajeno le causaba mayor angustia que el suyo propio.
Por eso jamás se echó atrás en su lucha contra la crueldad humana con los animales, nunca antepuso su seguridad a su firme empeño de divulgar la brutalidad como forma de diversión; ella sabía quiénes eran los responsables de la barbarie y quiénes las víctimas inocentes, también por eso, no tuvo ni una palabra de reproche ni un sentimiento de rencor hacia “Argentino”, el toro que derramo su sangre en las calles de Coria, nunca lo consideró como el culpable de sus heridas. Los que mataron a Vicki fueron los hombres, fueron los animales racionales que, conscientes de sus actos, decidieron que torturar a una criatura irracional era un digno pasatiempo y una acción a preservar.
Y cada año, por las Fiestas de San Juan, Vicki vuelve a morir en Coria, al igual que lo hace en Medinaceli, en Tordesillas, en cada plaza de toros de este País, muere siempre que un burro es abatido a palos, un gato despellejado, un perro quemado vivo o un ganso decapitado. A Vicki Moore la matan de nuevo con cada animal que se martiriza y asesina en España en nombre de la tradición, del entretenimiento, del deporte, de la ciencia o de cualquier tipo de industria.
Todos en España saben quién es el matador José Tomás pero muy pocos fuera de los círculos animalistas conocen la figura de Vicki Moore. Así es este País: aquel que provoca padecimiento y muerte se lleva las ovaciones y el dinero, para quien pierde su vida por defender la de otros sólo queda el olvido. Muchos prefieren que su historia permanezca ignorada, que no se conozca el porqué de su lucha y lo que aquí le ocurrió. Por eso en Coria imperó el silencio, los impulsores y seguidores de este Rito violento tenían miedo de que por culpa de la tremenda cogida, peligrase la continuidad de su pasatiempo sangriento.
No fue así, su tragedia no sirvió para poner fin a esta sinrazón en la que el sadismo alcanza la categoría de interés de bien turístico. El Toro de Coria sigue siendo una realidad vergonzosa; por ese motivo y porque la dignidad debe de obligarnos no sólo a respetar el recuerdo de Vicki, sino a continuar con su labor que es al fin lo que ella nos pediría si pudiese dirigirse a nosotros, mostremos nuestro más firme repulsa a que en Coria cada año se siga martirizando y asesinando a un toro durante las fiestas.
Vicki no está físicamente aquí, pero contamos con la presencia de Tony Moore, su compañero en la batalla por el respeto que los animales merecen y continuador de su obra. Queremos agradecerle su apoyo y su compromiso, pues no ha de ser fácil para él venir a Coria, venir al lugar donde Vicki sufrió las consecuencias de la ferocidad humana, que no la de un toro. “Argentino” sólo fue, como ella, una víctima de la crueldad de algunos hombres y de la complicidad en la violencia y en la comisión de un crimen legal por parte de las administraciones.
Gracias Vicki, Gracias Toni, y gracias a todos por estar hoy aquí.
Julio Ortega Fraile
Por eso jamás se echó atrás en su lucha contra la crueldad humana con los animales, nunca antepuso su seguridad a su firme empeño de divulgar la brutalidad como forma de diversión; ella sabía quiénes eran los responsables de la barbarie y quiénes las víctimas inocentes, también por eso, no tuvo ni una palabra de reproche ni un sentimiento de rencor hacia “Argentino”, el toro que derramo su sangre en las calles de Coria, nunca lo consideró como el culpable de sus heridas. Los que mataron a Vicki fueron los hombres, fueron los animales racionales que, conscientes de sus actos, decidieron que torturar a una criatura irracional era un digno pasatiempo y una acción a preservar.
Y cada año, por las Fiestas de San Juan, Vicki vuelve a morir en Coria, al igual que lo hace en Medinaceli, en Tordesillas, en cada plaza de toros de este País, muere siempre que un burro es abatido a palos, un gato despellejado, un perro quemado vivo o un ganso decapitado. A Vicki Moore la matan de nuevo con cada animal que se martiriza y asesina en España en nombre de la tradición, del entretenimiento, del deporte, de la ciencia o de cualquier tipo de industria.
Todos en España saben quién es el matador José Tomás pero muy pocos fuera de los círculos animalistas conocen la figura de Vicki Moore. Así es este País: aquel que provoca padecimiento y muerte se lleva las ovaciones y el dinero, para quien pierde su vida por defender la de otros sólo queda el olvido. Muchos prefieren que su historia permanezca ignorada, que no se conozca el porqué de su lucha y lo que aquí le ocurrió. Por eso en Coria imperó el silencio, los impulsores y seguidores de este Rito violento tenían miedo de que por culpa de la tremenda cogida, peligrase la continuidad de su pasatiempo sangriento.
No fue así, su tragedia no sirvió para poner fin a esta sinrazón en la que el sadismo alcanza la categoría de interés de bien turístico. El Toro de Coria sigue siendo una realidad vergonzosa; por ese motivo y porque la dignidad debe de obligarnos no sólo a respetar el recuerdo de Vicki, sino a continuar con su labor que es al fin lo que ella nos pediría si pudiese dirigirse a nosotros, mostremos nuestro más firme repulsa a que en Coria cada año se siga martirizando y asesinando a un toro durante las fiestas.
Vicki no está físicamente aquí, pero contamos con la presencia de Tony Moore, su compañero en la batalla por el respeto que los animales merecen y continuador de su obra. Queremos agradecerle su apoyo y su compromiso, pues no ha de ser fácil para él venir a Coria, venir al lugar donde Vicki sufrió las consecuencias de la ferocidad humana, que no la de un toro. “Argentino” sólo fue, como ella, una víctima de la crueldad de algunos hombres y de la complicidad en la violencia y en la comisión de un crimen legal por parte de las administraciones.
Gracias Vicki, Gracias Toni, y gracias a todos por estar hoy aquí.
Julio Ortega Fraile
Julio Ortega Fraile es un activista en defensa de los derechos de los animales. Autor de innumerables escritos de denuncia del maltrato animal, su pluma no deja indiferente a quién lo lee.
En su blog http://www.findelmaltratoanimal.blogspot.com/ el lector puede encontrar abundante documentación sobre el maltrato animal así como todos sus excelentes escritos.
1 comentari:
Gracias Carles, no ya por tus palabras hacia mí que sin duda son inmerecidas por más que nazcan de la más absoluta sinceridad, un valor que acompaña a todos y cada uno de tus escritos.
Mi agradecimiento es por tu incansable compromiso en la defensa de los animales. Tú eres un político, la experiencia nos dice que deberías de ser una persona indiferente hacia esos asuntos y preocupada por otras cuestiones, aquellas con las que habitualmente van llenando su maleta los gestores públicos durante su viaje "al servicio de los ciudadanos", al tiempo que la van vacíando de sensibilidad y de preocupación por los problemas de los eternos parias de la Sociedad.
Pero tú eres diferente y tal vez no el único, pero si perteneces a un grupo tan escaso como admirable: el de aquellos seres que aún dedicados a la política, no han perdido el contacto con la realidad ni han olvidado cuál es la razón que les llevó a implicarse en una tarea muchas veces ingrata. Tenías vocación de servicio público y la has orientado movido por la generosidad y no por la ambición ni el afán de medrar.
Me consta que no son pocas las veces que te has enfrentado incluso a tus compañeros de formación, porque por encima de la disciplina de Partido están en ti la dignidad y la prevalencia de la razón, aunque en ocasiones eso te cueste el rechazo de los que no comprenden porqué no te sometes, como la mayoría, a los dictados del poder a cambio de unas cuantas prebendas.
Contar con tu amistad y saberte compañero en la batalla contra el maltrato a los animales es un orgullo y una tranquilidad, porque aquellos a los que nos sobra voluntad pero nos falta maestría, somos conscientes de que en ti tenemos a un luchador con el que podemos contar en cualquier circunstancia, que siempre aciertas en el fondo y en la forma, al igual que sabemos que jamás te echarás atrás, por más que tu actitud te pueda costar tu carnet de Partido o tu Acta de Concejal.
Gracias Compañero Carles por lúcido, por sensible, por valiente, por tu integridad y por ser tan buena persona.
Salud.
Julio Ortega
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